Prisas

Por La Prisa De Vivir Se Olvidan A Menudo Las Razones De La Vida (Hanotaux)

Calles colapsadas, gente arriba y abajo, codazos, pisotones descuidados. Gente y más gente por todas partes. Dos miradas que se entrecruzan, cuatro quizás, no más. Sólo hay prisa. Nadie tiene tiempo para alzar la mirada al de al lado, ni para dedicar una sonrisa, ni para apenas respirar. Y mientras yo me he convertido en un número más de esa sociedad impersonal que no cuenta a las personas por nombres sino por cifras.
Ya ni siquiera hay tiempo para ese café que debía ser tomado hace meses con ese/a antiguo/a amigo/a del instituto a quien uno no veía desde aquella cena. Competitividad, presiones, estrés, aglomeraciones… todo acaba ahogándome. Y termino por intentar huir de todo.
La gente quiere vivir tan deprisa que muchas veces se olvida de vivir. Y es que las cosas que de verdad importan no son aquellas con las que uno sueña día tras día, sino aquellas que se tienen a diario y ni tan siquiera se valoran. Prisas para alcanzar una meta que ni siquiera merece la pena, metas que conllevan a una vida de esclavitud por alcanzar esos retos que le apartan a uno, al fin y al cabo, de lo esencial. Es entonces cuando se echa de menos lo que antes apenas se valoraba.
Prisas por vivir, por cumplir sueños, por alcanzar metas inalcanzables, por ser más, por poder mirar por encima del hombro a quien es menos. Para eso sí que hay tiempo. Prisas por mirarse uno mismo en el espejo y no reconocerse. Prisas que no consiguen parar el tiempo tras intentar volver atrás. Mal intento. Con prisas la vida se acaba adaptando al compás que durante tiempo se le ha estado marcando. La prisa ya no entiende de pausas. Y a las pausas, la prisa le lleva tiempo de ventaja.
¿Qué más da si a cada minuto muere un niño de sida en el mundo?, ¿o si a cientos de kilómetros miles de personas no tienen ni agua?, ¿y de aquellos que viven en la calle o de los que se quedaron sin casa por el paso de un huracán o? ¿Qué pasa con los que socialmente no existen por el simple hecho de no poder haber escogido la vida que ahora uno mismo va gastando más deprisa de lo que puede? Da igual. Uno tiene bastante con seguir alzando la mirada en un mundo que hoy se mira a sí mismo. Uno tiene bastante con mirarse al espejo y no reconocerse pero sentirse orgulloso de ello, mientras en el espejo aparece la mirada de todo aquello que ansia y no tiene, dando la vuelta a los que no son como él, tan de prisa como puede.

Talvez a la sociedad le haría falta gente más humana, que mirara por los que no pueden alzar la vista. Talvez los más humanos son aquellos que no tienen la oportunidad de demostrarlo. Talvez las prisas acabaran terminando con todo.

1 comentario:

Leila dijo...

wow!! Interesante post. Nuevamente te doy toda la razón, sobre todo en que se intenta vivir tan rapido que al final uno se olvida de vivir. Deberiamos pararnos más y disfrutar más del poco time que tenemos aunque eso conlleve realizar menos tareas pero por lo menos esas tareas las disfrutas y eres consciente de lo que haces.

besos