¿Amor Vs. Libertad? (1ª PARTE: Carta al Amor)

AMOR. Soy la libertad. Hace días que no hablábamos. Llegué de volar por la imagianción tras sentirme dueña de mí misma. Sin tabúes, sin restricciones, sin nada ni nadie que me impida ser yo.

Te repito lo de siempre en nuestros fugaces encuentros… No sé porque se empeñan en excluirnos a ti y a mí si, precisamente, a la larga no podemos estar el uno sin el otro. Cuando me cortan las alas, mis discípulos son los que sufren las consecuencias, porque son ellos los que se quedan sin volar.

Como andan tus aprendices? Los míos, ante todo, libres. Y con lo que eso conlleva: felices, alegres, bien consigo mismos por no sentirse privados de nada. En los últimos días he perdido a unos cuantos de los míos. Dejaron de respirar el aire limpio y sano que les ofrecí. Al parecer, me abandonaron a mí para irse contigo, amor.

Cada vez son más los que se van felices. Pero tarde o temprano vuelven. Como contrapartida lo hacen llorando por salir malheridos de tu escuela, la del arte de amar, tras haberse dando cuenta que no debían de haber abandonado por las buenas sin antes valorar lo que tenían en mí. Intento enseñarles lo bueno que es sentirse libre, el gozo personal de ser ante todo soberanos de sus propia vida, reyes de cada uno de sus días, dueños de sus propias acciones. Algunos aprenden la lección y la comparten con la tuya. Otros, del día a la mañana, abandonan los conocimientos que les he regalado para irse con uno de los tuyos que no desea entender mi filosofía.

Espero que las cosas cambien, sino, tanto tú como yo, nos quedamos solos. O lo que es más triste: más acompañados que nunca, lo cual significaría que hemos fracasado. Quita de la cabeza a tus alumnos que la libertad es incompatible con el amor. Y que un amante es siempre un esclavo. Te lo agradeceré, por el bien de los dos. Espero noticias tuyas, amor. Suerte, y hasta nuestro próximo encuentro en clandestinidad.