Situémonos, más que nada por los que seáis de fuera de España y por los despistados (llámeseles también reticentes a las nuevas tecnologías… porque el hombre salía a todas horas por todos los medios posibles).
En fin, una semana, un individuo de origen rumano se roció con gasolina para, acto seguido, prenderse fuego con un mechero. Todo esto delante de las dependencias de Subdelegación del gobierno de Castellón. ¿El motivo? En señal de protesta, debido a la situación que vive su familia, después de venir a España engañados por el mismísimo hermano de nuestro protagonista. Poniéndonos serios, el hecho en si es lamentable, y por varias razones. En primer lugar, es bochornoso que nadie les hiciera caso y, como si de peonzas se trataran, los mandaran repetitivamente de un lado hacia otro sin parar en ninguna parte. En segundo lugar, porque es patético tener que llegar a este extremo para que –AHORA SÍ-, se intenten buscar soluciones. Los que menos tenemos, que paradójicamente coincidimos con los que más somos, damos parte de lo poco que nos queda para ayudar ante tanta sensibilización, mientras el gobierno se frota las manos sacudiendo el polvo acumulado en la chaqueta, de llevarla tanto encima y usándola tan poco.
En fin, a lo que iba. El verdadero motivo no es otro que la ¿pesadez? que me produce la expresión “a lo bonzo”. Todos los medios españoles, unificados por la buena causa, repiten y repiten la expresión. No hay otra. Y si no, echarle un vistazo a los links.
He aquí un ejemplo. Nada más hace falta leer los titulares…
Eso sin tener en cuenta el infierno paralelo que estaría viviendo la persona que desde su casa, quisiera hacer zapping buscando una alternativa a tan repetitiva expresión. Telecinco y su Está Pasando, es la estrella de la expresión. Sólo les queda patentarla, después que entre presentadora y reportero gastaran el sentido de tan entrañable vocablo después de mencionarlo unas 10 veces en dos minutos.
En fin, para show, el que algunas veces aparece en los medios. Una vez más, las personas… marionetas de nuestra propia realidad.
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