RENFE: Sin Siglas, Mejor!


Cada vez acudo menos a mi cita semanal con la butaca del cine. Últimamente ya no paso dos horas delante del televisor viendo la enésima reposición de una película que, si mi estado de aburrimiento no fuera tan elevado, jamás me esforzaría por ver. Internet ya no me desespera por ir lento: de los 512kb de hace 3 años a los 20mb de ahora, no hay punto de comparación. Las tardes de indecisión con los amigos y/o pareja por decidir qué haremos, han dejado de dar su fruto. ¿Por qué? os preguntaréis.
La respuesta no podía ser otra: RENFE.
Con ellos ya no debo preocuparme por llegar tarde al trabajo: de todas formas voy a hacerlo.
Gracias a ellos no me gasto 6 euros en la entrada del cine para ver una película de ciencia ficción: ahora por solo 4, tengo una película de las mismas características, pero tan real como la vida misma. Internet ya no me desespera: renfe ha reemplazado mi estado sarcástico cuando lanzo blasfemias al aire que se pierden por los raíles vacíos, esperando alguna señal que abandone la inactividad. Ya no discutto con mis amigos ni con mi pareja acerca de qué haremos; no lo hago porque igualmente, seguro que me encontraré en el tren o esperando en alguna estación.
Son tantas las anécdotas que guardo en la despensa de mi lista negra... Una vez tuve tiempo de fumarme un cigarrillo desde el tren en una estación mientras entablaba una conversación de media hora con una chica, que a su vez me contaba como días antes había estado dos horas esperando el tren de cercanías y que, una vez llegó, la gente abarrotaba las vías... y el magnífico conductor decidió cerrar las puertas. Esa noche vi, durante media hora, relámpagos en el cielo, intuyendo esa peli de terror que no había hecho más que empezar.
Pero es que en realidad, el ser humano es malo por naturaleza; y la culpa, ajena a los responsables de renfe. ¿Ejemplos? Obras del AVE, cierto individuo arrojado en una vía del tren que resultaba ser imprescindible para la evolución normal de los convoyes, otro individuo herido gravemente por la catenaria, obras en Sants, obras aquí, obras allá... Mil y una excusas y mil y un usuarios a los que pretenden acallar con una absurdidad tan grande como "la devolución exprés". Tonterías. Y si hubiera otra alternativa que no fuera esa compañía que decide definirse con cinco letras, otro gallo cantaría. Y no hablo de "TEN_FE", que es lo que hace falta para armarse de valor y montarse en uno de sus trenes, sino que se trata de "RENFE", cuyo significado de sus siglas no importa: seguirán funcionando igual de mal.
Eso sí, educación no les falta. "Y disculpen las molestias".

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