Dijo John Lennon que que Algunos
están dispuestos a cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora. En
realidad, la inmensa mayoría hacemos eso: pasamos la mayor parte de
nuestro tiempo recordando el pasado y haciendo planes de futuro,
olvidando que la magia de la vida está en el presente.
Damos
demasiada importancia al ayer. Nos centramos en viejos recuerdos que
no queremos olvidar; en historias que nos hicieron sufrir; en
personas que un día tuvimos cerca; en los años de escuela,
instituto o universidad; en nuestro primer -y a veces único- amor;
en amigos a quienes perdimos la pista; en qué hubiera pasado si
hubiésemos escogido otro camino, si nos hubiéramos dejado llevar
por nuestro instinto, si en lugar de un 'no' hubiésemos dicho un
'sí'... Sin darnos cuenta, gastamos parte de nuestro presente
pensando en el pasado.
Pero
para contrarrestarlo, existe el futuro. Así que también optamos
para dedicar nuestro presente a pensar en lo que haremos más
adelante. Y, por supuesto, no nos faltan ideas: más adelante
estudiaremos una nueva carrera; aprenderemos inglés, alemán, chino
o ruso; escribiremos un libro; llamaremos a ese amigo/a de hace años;
nos cuidaremos más, comeremos mejor y haremos algo de ejercicio;
viajaremos a la India, New York o Kenia; nos compraremos una casa
mejor, un coche mejor, y todo eso trabajando más y mejor... Y como
tenemos tan claro lo que haremos en el futuro, dejamos pasar el
presente tranquilamente porque lo que nos importa de verdad es lo que
está por llegar. Ya lo haremos más adelante. Pero, por supuesto,
nunca llegará el momento ideal mientras nuestro principal actividad
sea sentarnos a esperar.
Nuestro
principal problema es que lo dejamos todo para más adelante, sin
darnos cuenta que el futuro siempre será futuro, igual que el pasado
ya es parte del ayer. Así que el único momento que de verdad
existe, que de verdad influye en nosotros, es el presente. El ahora.
Porque es ahora cuando podemos decidir qué hacer con nuestra vida y,
por tanto, marcarnos metas y ponernos en el punto de partida. Es
ahora cuando podemos empezar a comer mejor, llamar a esa amiga,
empezar a fijarnos cuál es la casa de nuestros sueños, organizar
ese viaje, decirle a esa persona cuánto la queremos y cuánto nos ha
importado siempre...
Soñar
está muy bien; es más, bajo mi punto de vista es necesario para
saber que si nuestra mente lo imagina nosotros lo podemos alcanzar,
pero no hay que soñar pensando que todo llegará solo. Porque los
sueños solo sirven si detrás de ellos hay alguien dispuesto a
cumplirlos. Y, para ello, hay que aprender del pasado como lo que es,
y aprovechar cada segundo del presente para que cuando pensemos en el
futuro lo que nos quede por desear ya esté en marcha ahora. Porque
las grandes elecciones se toman ahora, los grandes planes de toman
ahora, y nuestra vida solo existe ahora. Así ahora es un buen
momento para aprovechar esa oportunidad y empezar a andar hacia
nuestras metas.