Dicen que enamorarse es maravilloso, y la verdad es que es cierto. Son muchos los afortunados que han tenido la suerte de enamorarse y ser correspondidos, pero muchos otros no pueden hablar del que se califica como uno de los mejores sentimientos que rodean al ser humano.
Cada vez son más las personas que invierten parte de su tiempo en describir las sensaciones que le envuelven a uno al caer en la tentación de dicho sentimiento, pero muchos otros se limitan a leerlas sin poder comprenderlas, a asimilarlas sin poder interpretarlas. Y es que dicen, también, que uno no puede comprender el amor hasta que no lo conoce en su totalidad. La verdad es que esas mariposas que le invaden a uno el estómago al ver o pensar en la persona amada, esos cosquilleos que no cesan, ese mundo visto de color de rosa en los ojos de los enamorados… son sensaciones inexplicables pero impresionantes a la vez.
Amar es comprender, ceder, confiar, respetar, querer. Amar es entregarlo todo. Pero no siempre ocurre así. Muchas veces uno se limita a hablar de las partes positivas del amor, aunque no son éstas las únicas existentes. Hay una parte negativa que aflora cuando uno de los dos implicados rompe una norma que forma parte de un tratado imaginario que empieza a existir desde el instante en que los enamorados empiezan a compartir sus vidas.
Cuando el amor muestra su cara más dulce todo es perfecto. Cuando muestra la más amarga, puede ser todo lo contrario. Y de ahí el popular refrán “del amor al odio sólo hay un paso”. Las mariposas se desvanecen, los cosquilleos se vuelven puñales que rasgan el alma y ese mundo visto de color de rosa se vuelve gris, oscuro. Si bien hay quien se limita a contar las maravillas del amor, hay quien debería contar su parte negativa, por así llamarlo. Celos, desconfianza, traición… Hay miles de calificativos que se corresponden con la parte oscura del amor, pero los anteriores son los que mejor se adaptan a dicho sentimiento. Hay quien dice que la base de una relación es la confianza, pero esta no siempre se hace notar. Sea por motivos aparentes o bien fruto de la duda que se apodera de aquel quien ama de verdad, muchas rupturas sentimentales son fruto de esa inseguridad, de esa carencia de confianza hacia la otra parte implicada.
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