Simplemente, Malú

Cuando llegué a aquella inmensa plaza apenas me pareció ver gente. Pensé que me había equivocado, a no ser por un escenario de respetables dimensiones que dejaba a entrever que una artista de gran talante actuaría en él esa noche. Me emocioné, pero a la vez sentía una sensación un tanto extraña. Sería porque era la primera vez que viviría la sensación de ver a mi ídolo dejarse la piel en el escenario e interpretando canciones que yo misma había tardado tardes en memorizar. Tardes de estudio que sustituía por canciones cada vez que mi madre cerraba la puerta de mi habitación. Y por fin iba a verla en directo.

Eran las cinco de la tarde cuando llegué junto a un amigo. Nos quedaban siete interminables horas para pensar hasta en lo que no queríamos. Estuve recordando, entre otras muchas cosas, el tiempo que hacía que ella era mi ídolo. Ocho años exactamente. Fue en un viaje a Madrid cuando escuché su música por primera vez. Y hoy al escucharla a ella cantar siento lo mismo que aquella vez: emoción, alegría, felicidad.

Me perdí tanto entre mis pensamientos que el tiempo pareció haber pasado más rápido de lo normal. Y entonces escuché una voz que me devolvió toda la energía que creía haber perdido en aquella larga espera. Pero allí estaba ella. La voz unánime de las tres mil personas que finalmente se agruparon en la plaza de Cataluña de Cornellà coreaba efusivamente su nombre. Y por supuesto entre esas voces estaba la mía. Por fin la vi. Malú. Era ella. Y entonces comprobé que esa sensación que anteriormente me contaron mis amigos era verdad. Estaba eufórica. Ayudaba el hecho de estar en la primera fila y la buena compañía de un amigo que no dudó en ayudarme a hacer realidad una de las mayores ilusiones que desde hacía ocho años tenía.

Un total de diecinueve canciones acompañadas de una constante simpatía, palabras de afecto hacia el público y un gran corazón completaron las dos horas del que para mí fue el primer concierto de Malú. Miradas, risas y un estado permanente de locura hicieron inolvidable la noche. Quedamos en volver a repetirlo. Y yo encantada.

No hay comentarios: