El tiempo pasa muy deprisa. Demasiado para mi gusto. ¿Por qué?, ¿Para qué?, ¿Qué prisa hay? Muchas veces un segundo debería alargarse minutos tan sólo para no perder esa mirada, ese gesto, esas caricias, esa voz… ¿Por qué todo se acelera de tal manera que no saboreamos lo que tenemos y cuando por fin nos damos cuenta lo perdemos? No es justo. La única función del tiempo es consumirse: arde sin dejar cenizas. Pasa rápido y, aunque muchas veces intentemos matar el tiempo, éste acaba pasándonos factura, se toma su venganza y la sirve en plato frío, dejándonos helados, sin vida, sin tiempo.
Unas veces tan rápido y otras tan lento… El tiempo se mueve a su compás, acelerando y disminuyendo, al viejo son de la canción que deja ir un melancólico “no es el tiempo el que pasa, pasamos todos nosotros”. Prometí no volver a equivocarme, no ceder ante ese gigantesco mundo al que se llama eternidad. Juré no caer en el abismo, no mirar más hacia atrás. Lo hice, lo sigo haciendo. Me volví a equivocar. Giré la vista atrás y entonces vi que ya no estaba. Y ahora me lleva minutos, horas, días… tal vez meses de ventaja. Me mira, se ríe, se compadece de mí… Sabe que él ganará la partida, que es el quien permanecerá. Pero prometí entonces no rendirme, no dejarme pisar… Ahora soy yo quien le mira, quién lo ha aprendido a dominar. Le manejo a mi antojo. En ocasiones lo ignoro y otras muchas persiste eternamente en un segundo que deseé aprovechar. Comparte celda conmigo en un idílico mundo donde sé que aunque merezca ser juzgado no lo acusarán. Ganará la partida. Es el quien ha sabido jugar… Yo, mientras tanto, aquí sigo… Intentando aprovechar el tiempo, ese mismo que descubre sensaciones que los días jamás conocerán y, sin embargo, sin darme cuenta lo pierdo… Lo estoy perdiendo aún sabiéndolo.
1 comentario:
Aunque es obvio quisiera felicitarte por la buena estructuración y ortografía, en la que se hacen fluidos tus pensamientos.
Me atrevo a referir palabras mías, me asombra o quizás no, sólo que aun sería bueno asombrarse por algo; como en diferentes lugares del mundo, alejados, fragmentados, diseccionados por diferentes husos horarios, el tiempo, tome su tajada, y en la nuestra queda tan sólo un pedazo.
Agradezco, la fluidez en que se alojaron tus letras en mi
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