Los Dos Caminos Del Futuro

Suelo perder el tiempo pensando en el futuro. Mirar el techo mientras se difumina dando paso a mi mañana ideal. Un mañana que nunca llega. Ya lo dice la misma palabra: futuro.
Pero no queda tan lejos. Me relajo pensando que siempre vivo en el presente, mientras el tiempo avanza dejando paso al futuro que solía imaginarme diez años atrás, cuando era relativamente pequeña. Debo añadir que no se parece en nada.
Y me doy cuenta de que he perdido parte del tiempo que tenía para forjarme la vida que deseaba.
A menudo mi "yo" intenta dividirse, otorgándome el protagonismo de decidir hacia dos caminos tentadores, pero distintos. Una parte de mí desea quedarse como está. Es lo que suele llamarse conformismo. Yo añadiría otras muchas razones: miedo a arriesgarse, temor a los cambios, cobardía ante el posible fracaso. Esa es la razón por la que me levanto cada día pensando que vivo la vida que he elegido. Pero no es así. Vivo la vida que me es más fácil. Si no fuera de esta manera, no vislumbraría ese otro camino que parpadea en el techo de mi habitación. Y es que en mi día a día, pocos cambios hay, excepto la fecha del calendario. Es rutina, o talvez el futuro que me espera. Pero sé que si tuviera más agallas de las que tengo, no estaría aquí. Estaría caminando por la ruta alternativa. Esa que soñaba desde pequeña.
Talvez no es más que fruto de los pájaros que viven asentados en mi cabeza desde mi más tierna infancia, pero la tentación por saltar de un camino a otro es tal que cada día me planteo el cambio.
Sueño con irme lejos... Al otro lado del atlántico. Preferiblemente Nueva York. Pero cualquier escenario alternativo me serviría: San Francisco, Dallas, Canadá... Tampoco me importaría Atlanta, Nueva Zelanda, California. La cuestión es irse... Lejos. cambiar de aires, de costumbres, de continente. Y empezar una nueva vida. De lo que fuera. Aprender de nuevo todo lo que sé. Ponerlo en práctica. Y con el tiempo ir centrándome en mi nueva vida y trabajar de lo que sé. O debería saber. Mezclarme con otras culturas, aprender de lo que carece la sociedad en la que me he criado.
Lo triste es que básicamente eso se reduce a un sueño por el acomodamiento que actualmente tengo. No sería capaz de dejar a mi familia, a mis amigos, a mi pareja. Lo sé. Si fuera por lo demás, hace tiempo que habría abandonado todo y cuando tengo para empezar mi nuevo futuro reducido al presente que llevo soñando desde hace años.
Pero ese futuro que sin darme cuenta se me ha echado encima, se reduce a un intermitente mosaico que adivino cuando mis ojos se pierden en el techo de mi habitación. Lo ideal sería dar un salto al mosaico y sentar mi nueva vida. Pero eso es algo que sólo la fantasía de Mary Poppins puede permitirse. Mi paraguas, lo dejo para cuando llueve. Por desgracia.

2 comentarios:

little J dijo...

precioso!!=D realmente la forma en que me siento ahora,precisamente cuando toca decidir,pensar en lo q viene, lo q me espera,...demasiada presión y muy poco tiempo...ojalá el mundo se hubiera parado en verano cuando la máxima preocupacion era acordar la hora en q quedar con tu gente...

Eli dijo...

Muchas gracias por tus palabras, little J ;) Hace mucho que escribí estas líneas, pero al leerlo de nuevo sigo pensando que encaja a la perfección con mi día a día. Digamos que la presión y el poco tiempo no son un buen binomio, pero por suerte de todo se sale :) Me alegro que te haya gustado!
Un saludo enorme,

Eli