(¿?)Indecisión(¿?)

“La peor decisión es la indecisión” Benjamín Franklin

Pienso, luego existo. Aunque en mi caso más bien sería Siento, luego existo. Me guío por los sentimientos, por los impulsos, por lo irracional y por lo que me dicta el corazón. Talvez sea un error. Pero siento que no es así. Qué contradicción… Sentir en oposición a pensar. Si tan sólo siento cuando pienso y pienso cuando siento. Se compenetran tan bien y, sin embargo, yo me limito a separarlos, a obstaculizar ese reencuentro que hace tiempo debía de haberse producido.

Tal vez sea precisamente ese temor a lo racional la razón por la que a menudo siento indecisión. Indecisión por cualquier cosa; más bien, por las pequeñas cosas. Porque, aunque parezca paradójico de nuevo, por el contrario tengo muy claro lo que quiero hacer con mi vida, con las decisiones de peso. Suele pasarme a menudo; me empequeñezco delante de las pequeñas cosas –vaga la redundancia-, y me crezco ante las dificultades, ante aquello que indica vagamente un imaginario cartel insinuando mantener distancia.

Como iba diciendo, pues, siento indecisión por cualquier cosa en que cualquier otra persona no se detendría a pensar. Pero aunque sea lo que siento lo que me hace ser indecisa, también es lo que me ayuda a resolver esas dudas. Empezando por un perfume. Nunca sé cual ponerme. No es que tenga muchos, uso básicamente dos. Pero sigue siendo igual de complicado. Si me siento vital, enérgica y positiva nada más levantarme, la respuesta es clara: Be Delicious, de DKNY. Su fragancia a manzana me aporta el toque de vitalidad que me falta para completar como me siento. Si por el contrario siento más bien que me espera un día pesado, intenso o hay algo importante, ahí esta Euphoria de CK. Un toque más sensual, fino y elegante.

Y, ¿por qué cuento eso? Pues muy sencillo, porque toda indecisión en mí empieza ahí. Al empezar el día. Al dudar por un perfume u otro. Y eso es el desencadenante de todos los momentos indecisos que se presentan en mí a lo largo del día. Dudo al sentarme en el asiento del tren que da al mar y así perderme entre mis fantasías, o si por el contrario sentarme al asiento que da a los grandes pueblos urbanizados, volviendo los sentidos a la realidad. Supongo que dependería también de la fragancia. Así de sencillo. Si me siento conformista, liberal y pensativa, El País o El Periódico. Si me siento alegre, eufórica o animada… En fin, entonces no hay periódico. Una buena revista de esas femeninas para terminar de subir la moral nunca va mal. Dudo también de si debo escribir una cosa u otra. De si tengo que optar por una palabra (¿o sería mejor poner vocablo, término, dicción, mensaje o imagen auditiva?) o por otra. Y acabo ahogándome en un mar de indecisión en el que me ahogo sin necesidad. Si, al fin y al cabo, siento para pensar y pienso para sentir. No hay más. Las cosas vendrán como tengan que venir.

A partir de ahora creo que lo haré más fácil. Sí. Sintetizaré, ejemplificaré. De tal manera que si me despierto enérgica usaré Be Delicious, me sentaré en el lado del tren que da al mar, para echar a volar la imaginación, leeré una revista y optaré por las palabras sencillas. Si me espera un día ajetreado y cargado, Euphoria para subir los ánimos, el asiento que me acerca al mundo real con los pies en el suelo, un diario para constatar aquello que pasa en ese mundo que observo a través del cristal, y unos vocablos tal vez algo rebuscados para terminar no entendiéndome ni yo misma y no tener así que perder el tiempo intentado decantarme hacia una opción u otra. Al fin y al cabo, la peor decisión es la indecisión. ¿O no? Que más da…Tampoco encontraré solución.

Cogiendo Aire

Sí... Parece que todo vuelve a la normalidad. Se me hace raro escribir y todo. Pero en fin, de vuelta a la rutina. No del todo, pero poco a poco me acomodo a ese ritmo que durante años he ido llevando.
Se acabaron los exámenes. Por fin. Ya era hora. Pensaba que no llegaría ese día. El balance? En fin... Un 9, un 7'5, un 6'6, y tres aprobados de los que simplemente me pone eso, "aprobado". Lo único... Repetir el puto proyecto, suspendido. Que se le va a hacer.
Pero la cita llega el próximo lunes a las 9,15 h. Yo... con lo que temo a hablar en público! Y el lunes... Bufff!! A coger aire! El mismo acto ya responde por si solo, y ante mí. "Exposición delante del tribunal para la defensa de la memoria de prácticas". Pero, ¿dónde se ha visto eso? Y encima, la primera. De 50, yo. Talvez mejor así. Y mi Cristi no estará :_( y en el piso estaré sola... y de clase no habrá nadie... En fin, Laia y Kudi que espero que vengan jeje :p Por esa misma razón podríamos decir, entonces, que cuando acabe ese ¿merecido? sacrificio, habrá un buen post. Hasta entonces, nervios, estress y nada más.
Y ahora termino, que mi Redbull se queda sin gas, mi piti se consume y mis amigos me esperan. Mientrastanto yo, como siempre, retrasando mi trabajo.
Un post sin sentido, llenando un espacio en blanco, y carente de interés. No se puede esperar más estos días.

P.D.: Eso sí, entrar en mi nueva PáGiNa PeRsOnAl... Proyecto de clase ;)

P.D. 2: Y el Juevessss... FIESSSSSSSSSSSTAAAAAAAAA :D:D:D:D Eh clase!?!? xDDDDD Mejor dicho... En Laia y Cristi?!?!?! xDDD

Ara sip... Dewz!

Por La manía De Quejarnos...

Siempre solemos quejarnos de lo que no tenemos sin pararnos a pensar en lo que sí tenemos. Y yo la primera. Supongo que es una de las consecuencias que hay que asumir después de haber creado un mundo así con tantas diferencias que, por muy lejanas que nos queden, existen. Siempre tendemos a quejarnos por todo. Cuando hay quien no tiene la oportunidad de decidir.
Sí –al menos hablo por mí-. Tengo la suerte que nacer donde he nacido, de tener lo que tengo y de vivir como vivo. Pero si tan solo hace falta mirar alrededor para ver qué materialista se ha vuelto la gente… Todos. Unos más y otros menos. Pero todos. Todos los que podemos, claro. Pero sé que si hubiese nacido en uno de esos países que al cerrar los ojos creemos olvidados, ni tan solo estaría escribiendo esto. No por no tener ordenador, ni por no saber escribir, ni por no tener unos niveles mínimos, que también. Sino porque ni tan solo podría tenerme en pie.
Entonces tan solo desearía tener un plato de arroz al día. Un vaso de agua cada “x” tiempo. Un lugar donde poder sentarme. Una cama donde poder dormir. Unos amigos para poder compartir todo. Y aspiraría a mucho si, viviendo en esos países que sí que existen, deseara tener unos padres que pudieran cuidarme más allá de los 5 o 6 años. Encontrar a alguien que me quisiera. Estudiar una carrera. O tan solo tener un motivo, por pequeño que fuera, para dar las gracias por haber nacido. Pero no. No estoy allí. Y me entretengo pensando en ser más feliz. En aspirar a más continuamente. Me deprimo en un día como hoy tan solo porque algo no salió como esperaba. O porque simplemente se torció.
En fin, suelo quejarme por cualquier estupidez de la que dos días después sé que no recordaré. Me quejo. Y me vuelvo a quejar. Me pongo de mal humor al ver mi habitación siempre desordenada. Al ver que la última lata de RedBull –patrocinio? Ambush Marketing? En fin…..- se perdió abierta en la nevera. Me enfurezco al ver que el móvil se quedó sin batería justo antes de mandar ese sms que tanto me costó escribir. Lloro al ver una película al cine –Brokeback Mountain no tienen ningún desperdicio-. Pero hay otras películas que todavía hacen llorar más. Las películas de la vida. Que parecen sacadas de la ficción de lo duras que son en ocasiones. Y una vez aquí, volvemos al punto de partida. Enserio vale la pena quejarse? O, mejor dicho, enserio tenemos derecho a hacerlo? Talvez haría falta menos cabeza y más corazón. Empezando por mí, claro.

Crisis Interior

Hay veces que me pregunto si en serio vale la pena. Si eso por lo que estoy luchando tanto, me dará su recompensa. Pero no veo nada claro. Sólo imágenes difusas que no me dejan ver nada con la claridad que me gustaría.
El periodismo. Mi gran pasión. Mi sueño. Una parte esencial de mi vida. Pero me pregunto si vale la pena. Si más adelante va a valer la pena. Exámenes que me ayudan a perder la poca confianza que a veces tengo en mí, sabiendo que no me van a llevar a ninguna parte. Que no por estar cuatro años estudiando una carrera llamada periodismo, voy a ser más profesional que otro que no la tenga y esté trabajando de ello. Intentan convencerme de que el futuro -mi futuro- pasa por esos, como mínimo, cuatro años de carrera. Pero yo sé que no es así. En fin, sí que lo es, pero no tendría que serlo. Porque es una estupidez. Y porque no tiene sentido estudiar asignaturas que no llevan a ninguna parte, salvo a un rincón que permanece olvidado en mis pensamientos.
Hoy es uno de esos días de mi vida en que nada vale la pena. Mirando al futuro tan solo veo cinco exámenes, una memoria de prácticas, y una exposición delante de un tribunal para que me evalúe. En fin, eso y un año más de carrera como suspenda alguna asignatura. Y ahora es cuando me pregunto, ¿enserio vale la pena?,¿Me compensa tanto estrés, tanto esfuerzo, tanta dedicación?
De pequeña recuerdo que me hacía especial ilusión trabajar en el Mc Donald's, de cajera en un supermercado y de vendedora de helados. Son cosas de niños, y no me importaría hacer cualquiera de ellas. Pero que me lo digan de un principio, y me ahorro todo esto que siento que no va a valer para nada.
Ahora, a seguir estudiando, acabando la Memoria de Prácticas, y a seguir preguntándome, mientras todo pasa, si en serio tiene algún sentido hacer lo que estoy haciendo.
La respuesta, de aquí unos años. O quizás no.

Todo y nada (por hacer)

Ella lo sabía... Creo que yo también. O quizá era al revés. No lo recuerdo con exactitud, pero desde aquel día no volví a ser la misma. Ni siquiera me miró. Talvez sí que lo hacía, y era yo quien no miraba por temor a que no estuviera mirando. Sentía confusión. Ganas de decírselo y, a la vez, un miedo inexplicable que se apoderaba de mí a cada segundo con más intensidad. Terminé por no hacerlo. No le dije nada. Se fue. Pero se quedó en mí. Y ahora siento que debería haberle dicho aquello que no hice por no perder lo que, sin darme cuenta, ya había perdido.
Una vez más esperé, pensé, pero no hice nada. No reaccioné a tiempo. No fui capaz, y no lo entiendo. Era difícil, pero quizá hubiera salido bien. Yo qué sé... He perdido algo por no decir en su momento lo que sentía, lo que me hacía sentir. Talvez se hubiera marchado sin apenas mirarme. O talvez se hubiera quedado. Jamás lo sabré; es demasiado tarde.
Me gustaría preguntarle en la distancia si sentía algo. Pero en la distancia. Para evitar tener que descifrar la respuesta en su mirada. En el fondo sé que no sabía nada. Pero tampoco quería. Las cosas estaban bien como estaban... Para todos. Excepto para mí. Necesitaba decirle algo que sé que acabaría con aquel espejismo con el que llevaba meses soñando.
Ahora sí, está claro. Ella no lo sabía... Yo tampoco. O talvez sí... Pero era mejor pensar que no. Congelar ese momento. Dejarlo todo entre recuerdos. Y dejarlo como está.
Ahora empieza otra etapa. Vacía, sin nada.

Nube de Algodón


Suaves como la brisa de otoño,
Esperanzadores como la luz del día,
Pasionales como la llama del amor
que me hacer sentir más viva.

Tímidos cuando me sonríen con senzillez,
Silenciosos como el secreto más bien guardado,
Fieles como una promesa,
Emisores de todos tus pecados.

Sensibles cuando me dicen que me necesitan,
Frágiles como una nube de algodón,
Seductores como la frase más bonita
Transparentes como el latido de tu corazón.

Sensuales cuando rozan los míos,
Encendidos como cuando me desnudas con la mirada,
Delicados como el pétalo de una rosa,
Alegres como el sonido de la esperanza.

Sensibles como la lágrima derramada,
Sinceros como los besos que te di,
Libres como el ave que vuela hacia el infinito,
Inquietos como el viento que busca ser feliz.

Cálidos como una caricia,
Sensuales como el tacto de tu piel,
Tus labios de seda me cautiban
Dejándome el sabor de la miel.

Eli '02