Días vacíos. Vacío sin sentido. Sentido que no me lleva a ninguna parte. Y es precisamente ahí, en “ninguna parte”, donde van a parar la mayoría de mis días últimamente. No hay motivación alguna, fuera de aquello aparentemente importante, que me lleve a sonreír. No me refiero a dibujar una sonrisa en mi rostro. Eso puede hacerlo cualquiera en un vago intento de simular ser feliz. Me refiero a sonreír por dentro. Esa es la más difícil de las sonrisas. La más complicada, pero la más sincera. Pues en fin. En mi alma estos días no hay lugar para risas. Pero que más dará…
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1 comentario:
nse pero es muy interesante lo k escribes me gusta muxo ....
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